Pasaron unos días y ella me contó que se había hecho novia de David porque se entendían muy bien. Yo me sorprendí, pero veía que Susana estaba feliz, ella me decía que él la apoyaba cuando ella se sentía mal y triste. Le pregunté si ya se conocían personalmente y ella me contestó que no, pero que poco a poco ya se habían intercambiado fotos para conocerse.
Después de unas semanas, Susana me preguntó si yo había escuchado de los nuevos retos de las redes sociales. No sabía de qué me hablaba y de seguro era porque no podía conectarme a internet más que en las computadoras del colegio. Susana me contó que su novio virtual, David le había retado a que ella le envíe fotos en terno de baño. Y si ella cumplía con ciertas poses que él le pedía, él se comprometía a regalarle cosas lindas traídas de Japón.
En una charla con la DECE de nuestro colegio, nos habían hablado de los engaños por redes sociales. Que gente adulta se hace pasar por chicos adolescentes y que si sabíamos de algún caso no dudemos en avisar. Yo estaba indeciso porque mi amiga estaba emocionada de conocer a su novio virtual y no quería perder su amistad y su confianza, sin embargo, todo me parecía muy raro. Así que decidí avisarle a el DECE que nos había dado la charla.
La DECE denunció el hecho ante la Fiscalía y se acercó a mi amiga y su familia y juntos detectaron que ella necesitaba acompañamiento. La mamá de Susana le contó a mi mamá que la DECE había elaborado un informe de violencia sobre lo sucedido y que el vicerrector del colegio puso en aviso a la dirección distrital. Luego de unos meses nos enteramos que dos compañeras de otros paralelos habían vivido lo mismo hace casi un año.
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